Como todos los trabajos «sucios», donde su realización conlleva la recogida de residuos, hay que tener especial cuidado con la preparación previa a realizar dichos trabajos.
En el caso del deshollinado de una chimenea, para nosotros es tan importante que la chimenea quede limpia de hollín como no ensuciar la estancia donde se están realizando los trabajos de limpieza. Para ello el técnico se tomará el tiempo necesario para precintar con plásticos y cinta toda la boca de la chimenea, asi como es suelo y todo lo que considere oportuno proteger. Aún así, siempre se corre el riesgo de poder ensuciar algo, lo importante es que se recogerá todo con el aspirador para que no quede rastro de suciedad.
Para conseguir no ensuciar nada es tan importante los materiales a utilizar (plásticos, cinta,…) como el cuidado en colocarlos y su retirada una vez finalizados los trabajos de limpieza. En este sentido las prisas no son buenas, por eso el técnico debe tomarse el tiempo necesario en la protección previa para poder realizar los trabajos de limpieza posteriormente con la tranquilidad de estar preparado para no ensuciar nada.
Otro aspecto importante para evitar ensuciar es la calidad de las herramientas de limpieza, asi como su correcto manejo y experiencia con ellas. Es por ello que el aspirador debe ser profesional o industrial, capaz de filtrar correctamente el polvo de hollín, con gran capacidad de extracción y que impida que las partículas insalubres captadas vuelvan a salir. Por eso, merece la pena invertir en un buen equipo de limpieza: facilita el trabajo y nos asegura no ensuciar nada.
En la mayoría de los países europeos la normativa exige la limpieza de las chimeneas de combustibles sólidos al menos una vez al año.
En España no existe una legislación clara al respecto, aunque el nuevo “Reglamento de Instalaciones Técnicas en Edificios (RITE/2007)” en la IT 3.3 “Programa de mantenimiento preventivo” señala la necesidad de “comprobación y limpieza, si procede, de conductos de humos y chimenea” una vez por temporada (año) para instalaciones menores de 70 Kw y dos veces para instalaciones mayores de 70 Kw.
En el caso concreto de instalaciones con calderas de biomasa. La misma Instrucción Técnica indica la necesidad de “comprobación y limpieza, si procede, de circuito de humos de calderas y conductos de humos y chimeneas en calderas de biomasa” una vez al año en las menores de 70 kW y una vez al mes en las mayores de 70 kW.
En nuestra experiencia en chimeneas de leña domesticas tipo cassette o similares, nos parece oportuno y necesario una limpieza de chimenea cuando la cantidad de leña consumida sea aproximadamente de 3500/4000 Kg en el caso de las frondosas (roble, encina, haya, fresno…) y algo más frecuentes, 3000/3500 kg en el caso de las resinosas (pino, abeto…). No obstante, en una chimenea con poco uso hay que tener en cuenta el hecho de que los pájaros pueden construir nidos en la chimenea o puede haber otro tipo de deterioro que podría hacer peligroso la utilización de misma.
Una chimenea sucia es una de las principales causas de incendio en las viviendas.
Una chimenea sucia puede ser la causa de peligrosos revocos de humo hacia el interior de la vivienda.
Una acumulación excesiva de hollín en el conducto de humos puede provocar la rotura del mismo y ser causa de incendio.
El hollín disminuye el rendimiento de los equipos aumentando sensiblemente el consumo y la contaminación.
Además, la normativa vigente obliga a la revisión y/o limpieza de la salida de humos una vez por temporada. Este trabajo solo debería realizarlo personal autorizado con el Carnet de Instalador/Mantenedor de equipos térmicos. Asi como la utilización de las herramientas adecuadas
Si tiene una caldera, chimenea, estufa etc. su uso, generará suciedad en el proceso de combustión y esta se acumula en el cañón de humos. Una capa pegajosa altamente combustible de la que ha de librarse realizando un mantenimiento correcto y limpieza regular. Esto que es común a todos los combustibles tiene una especial incidencia en los combustibles sólidos tipo carbón y biomasa (leña, pellets, astillas, hueso de aceituna etc.). Es el Hollín.
Un fuego con poco oxígeno y/o con leña húmeda genera más humo que contiene partículas con más cantidad de sólidos parcialmente quemados que, junto con el vapor de agua contenido, formarán los tan temidos depósitos de creosota/alquitrán, mucho más inflamables que el propio hollín y que hacen prácticamente imposible su total limpieza con los medios habituales. Estos sólidos se acumulan rápidamente en su chimenea, que necesitará ser limpiada más frecuentemente.